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Las grandes almas aprenden grandes lecciones de pequeños eventos. Aquellos que pertenecemos a la plana menor deberíamos reflexionar sobre este hecho, y esforzarnos por extraer de nuestra experiencia la lección que, con toda seguridad, contiene. Nada puede pasarte a menos que encuentre alguna clase de correspondencia en tu propia mentalidad, y de esto se deriva que toda desgracia aparente no sea más que una señal de que algo está mal adentro. Cuando ocurre algo que te veja o acosa, rehusa perder el equilibrio; analiza la cuestión desapasionadamente; determina dónde fue que cometiste el error, y resuélvete a nunca más dar ese paso en falso. En tu libro mental de contabilidad, cárgale el desconsuelo de hoy a la columna de "experiencia", y dale el valor que se merece por la lección que has aprendido. De esta manera realizarás un progreso rápido y continuo hacia la Paz Mental y tu Lugar Verdadero. Los tontos siempre cometen los mismos errores una y otra vez, y son castigados de nuevo cada vez; pero para el estudiante inteligente de la vida, por lo general basta una nalgada por el mismo error.
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