Para dolores de cabeza utilicen esto: «¡Esta cuestión no es nada! Por lo tanto, no hay nada en mí que pueda aceptarlo. Yo sé que únicamente la Magna Presencia de Dios está actuando en mi mente y cuerpo. Por ende, en la Actividad de Dios no hay dolor ni perturbación.» Muchas veces, si comienzas a contemplar una fuente —algo que te causa una perturbación—, esto te da poder. A veces es necesario saber, pero ahora tenemos que asumir la postura de no aceptar nada negativo. No le des ninguna atención, por ende ningún poder. A menudo la atención le da poder a algo de lo cual no estamos conscientes [aware] No sea que vayas a caer en una actitud errada, si parece que hay alguna actividad inusual en algún momento, asume la conciencia de, «Toda la Actividad de Dios en mi mente y cuerpo es perfectamente natural y normal.» Esto equilibra lo externo y evita la malinterpretación de lo que realmente es una bendición, y pueda convertirse en una perturbación.
Utilicen esto a menudo: “¡En mi mente y cuerpo sólo está Dios en acción!”
Si surge un pensamiento equivocado acerca de alguna experiencia, lo neutralizas o lo recalificas, perdiéndote, así, su Bendición. En la totalidad de la Actividad de Dios en el Proceso de Elevación, es imposible que en ésta haya elementos perturbadores, a menos que la mente externa lo malinterprete y lo recalifique como una perturbación.
Recuerda: Para evitar esto, deberías en todo momento —al sentir alguna vibración inusual en la mente o cuerpo— asumir la siguiente actitud al respecto: «¡Cuán bello y glorioso es este sentimiento, ya que yo sé que se trata de la Gran Presencia de Dios trabajando dentro de mí!» Cuando comienzas a utilizar conscientemente esta Energía de Dios en tu interior, la estás calificando de algún modo todo el tiempo. De manera que al estudiante le incumbe despertarse al hecho de que no puede dar nada por sentado, ya que se supone que é1 calificará todo aquello que pase por su conciencia. Por esta razón sugerimos hace algún tiempo que se utilizara la siguiente Poderosa Verdad: «¡No hay personalidad alguna! ¡Sólo hay Dios en Acción!» En aquel entonces no consideramos oportuno dar esta explicación.
Saint Germain
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