La Sabiduría lleva al hombre más allá de lo bueno y lo malo.
Los sabios conocedores de la auténtica sabiduría ejecutan su trabajo desapegados de su recompensa. Y libres así de la esclavitud obtienen la salvación.
Cuando un hombre se libera de todos los deseos que anidaban en su corazón, y por la gracia de Dios encuentra la dicha divina, entonces su alma descansa definitivamente en paz.
El que no es perturbado por las penas ni anhela las alegrías, ya desapegado de los planes y estando más allá de la pasión éste es un sabio de mente equilibrada.
Quien no se regocija en la foruna y los bienes ni se apena en el infortunio o la enfermedad; aquel que dondequiera que esté está libre de ataduras, sin duda posee suprema sabiduría.
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