Para los estudiantes es vitalmente importante reconocer la diferencia entre intelectualidad e inteligencia. Es menester que entiendan que un gran desarrollo intelectual que algunos alcanzan y del cual a menudo están tan orgullosos, no es otra cosa que lo que han acopiado o acumulado de lo externo, y no tiene una base firme. Sin embargo, lo opuesto a esto es la Magna Inteligencia de Dios, la cual ellos recibirán desde adentro. Es la Fuente de la Verdad Eterna y tiene en todo momento una fundamentación inamovible. El cerebro o el intelecto no es más que el vehículo que utiliza esta Magna Inteligencia Interna. Se le puede entrenar mediante la acción consciente para expresar únicamente esta Inteligencia Interna. En calidad de individuos con libre albedrío, nosotros escogemos cuál habrá de actuar por nosotros —la acumulación del intelecto externo o la Magna Inteligencia en su capacidad plena.
Lo humano o externo tiene una peculiar facultad sutil —prestada, por supuesto— de utilizar toda oportunidad disponible para causar una fuga en el gran Reservorio de la Energía Divina. Por ejemplo, los seres humanos son condenados por la pérdida de energía que resulta de la gratificación del placer sexual; pero quiero decirles que uno podrá perderla con igual facilidad sin la gratificación externa, allí donde se le permite al pensamiento espaciarse en tal idea. Se ha dicho que el pensamiento es la causa de toda actividad externa. Yo les digo a ustedes: ¡Atención!— ya que una imagen del deseo inferior puede ser colocada ante un individuo, y la imagen hará que el pensamiento actúe. Esto muestra la necesidad de controlar la visión tanto como el pensamiento. La visión es la actividad singular de la atención.
Importante: En el próximo período maravilloso en el que apenas estamos entrando, no se permitirá ni siquiera una imagen negativa de la clase que sea, cuya sugestión podría estimular la actividad inferior del pensamiento. Por esta razón les hemos urgido encarecidamente que no importa cuán negativo pueda ser un pensamiento o apariencia, que instantáneamente asuman el pensamiento de «Aquí sólo opera la Magna “Presencia” Interna e Inteligencia de Dios.»
Cuando experimenten un sopor y quieran estar despiertos y alertas, digan: «Dios está aquí en acción! ¡Yo estaré alerta!» Cuando se ha dormido lo suficiente, se debería asumir una postura firme y despedir a toda somnolencia. A tal sentimiento habrás de decirle, « ¡“YO SOY” alerta y Dios está aquí en acción!»
Saint Germain
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