Todos cambiamos en presencia del amor, aun cuando el amor puede ser muy duro.
No olvidemos que la respuesta del amor es siempre la que el otro necesita, porque el amor verdadero es clarividente y comprensivo. Siempre está de parte del otro.
"Haced lo que os digo", dice Jesús. Pero no podremos hacerlo si antes no nos transformamos en el hombre nuevo, despierto, libre, que ya puede amar.
Hay un proverbio chino que dice:
"Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión. Cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la sabiduría, y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor."
Ser transformado en amor, eso es amar a Dios.
¿Qué mérito tendrías si saludases tan sólo a los que te saludan? ¿Y si amases tan sólo a los que te aman? Tú tienes que ser amor total, como el Padre celestial es todo amor.
Cuanto más amas a los otros, más puedes hacer sin ellos. Cuanto más amas a los otros, más puedes hacer con ellos.
¡Sólo hay una necesidad! Esa necesidad es amar. Cuando alguien descubre eso, es transformado. Cuando la vida se vuelve oración... la espiritualidad se traslada a nuestros actos.
Cuando sabes amar es señal de que has llegado a percibir a las personas como semejantes a ti. Nadie hay mejor ni peor que tú.
El amor de verdad es un estado de sensibilidad que te capacita para abrirte a todas las personas y a la vida.
Tú no puedes exigir a nadie que te quiera, pero en cuanto no seas exigente y sueltes los apegos, podrás reconocer cuántas personas te quieren así como eres, sin exigirte nada, y comenzarás a saber lo que es amor.
Cuando amas de verdad a una persona, ese amor despierta el amor a tu alrededor. Te sensibiliza para amar y comienzas a descubrir belleza y amor en todo.
Somos analfabetos en la expresión de sentimientos.
Hasta que no veas inocentes a las personas, no sabrás amar como Jesús.
El amor es: yo estoy de tu lado, no estoy en contra de ti.
El amor de verdad es algo no personal, pues se ama cuando el yo programado no existe ya.
El que ama, termina siempre por vivir en el mundo del amor, porque los demás no tienen más remedio que reaccionar por lo que él los impacta.
Amar es como oír una sinfonía. Ser sensible a toda esa sinfonía. Significa tener un corazón sensible a todos y a todo.
Dios es Padre, pero un buen padre que ama en libertad, y quiere y propicia que su hijo crezca en fuerza, sabiduría y amor.
El egoísmo es exigir que el otro haga lo que tú quieras. El dejar que cada uno haga lo que quiera es amor. En el amor no puede haber exigencias ni chantajes.
El amor desinteresado existe, es el único al que se puede dar el nombre de amor.
Amar significa ver al otro claramente como es.
El amor no es deseo, no es fijación. Apasionarse es el exacto opuesto al amor.
Cada uno va buscándose a sí mismo, porque si no nos encontramos a nosotros mismos, no podremos salir hacia los demás.
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