El sometimiento del hombre a las demandas y apetitos de sus cuerpos inferiores, y su casi hipnótica certeza de que sus demandas, "soplos" [promptings] y apetitos son apremios de la Presencia Interna, retrasan su contacto con esa Presencia y su reconocimiento correcto e imparcial de las indicaciones que de Ella vienen.
Actualmente, Nuestro empeño consiste en purificar, disciplinar y relegar estos vehículos (a través de los cuales el alma procura lograr la redención) al puesto que les corresponde como SIRVIENTES de la "Presencia YO SOY". El aquietamiento de las energías del cuerpo mental, el aquietamiento del embravecido mar del mundo emocional, el negarse a permitir que el cuerpo etérico conjure fracasos y desilusiones del pasado, y el disciplinar el cuerpo físico, requieren de tiempo, paciencia, constancia, fortaleza y comprensión. Cuando esto se logra, puede escucharse la "queda y pequeña Voz de la Presencia YO SOY", puede sentirse Su radiación, puede fluir Su fuerza a través de los cuerpos inferiores, y Su poder sostenedor puede asistir al alma a completar su razón de ser.
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