La crítica personal es uno de los pesos muertos que nos mantienen en la limitación. La única razón de que ciertas personas no logren su sanación, o que no encuentren su lugar en la vida, es que constantemente caen en la crítica personal -mental, sino oral. Aquí tienes un examen infalible de tu progreso espiritual: ¿Qué tan rápido eres en superar la crítica personal? A menos que estés tratando de deshacerte de esto, será inútil que esperes salud, felicidad o liberación. Ahora bien, esto no quiere decir que somos incapaces de discernir. El discernimiento sabio es una expresión de la Inteligencia Divina. Por supuesto que debemos discernir entre la buena calidad y la mala por doquier, o sino, ¿donde quedaría el gozo de vivir? Tenemos que discernir entre buena música y mala, entre sabiduría y estupidez, entre verdad y error; y no hay duda alguna de que nuestro primer deber es hacer esto. Tenemos que diferenciar el error de la verdad durante todo el día, separando las ovejas de las cabras, si es que vamos a dar testimonio verdadero de Dios. Pero obviamente esto es completamente distinto a la crítica personal. Condena al pecado, no al pecador. Desaprueba toda conducta tonta, pero no odies al tonto por ello. Más bien ayúdale con el pensamiento correcto. Si un cantante da una nota falsa, por supuesto que tienes que reconocer el hecho, pero no lo censures despiadadamente. Si un amigo tuyo está haciendo algo que sabes no está bien, no puedes pasar el mal por alto, aunque sí puedes ver al Cristo en él, y hasta podrás señalarle el error si tienes derecho a ello. Bajo la circunstancia que sea habrás de mantener tu pensamiento equilibrado, tolerante y amable. Recuerda la Regla de Oro.
(Emmet Fox)
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