En el Reino de los Cielos, donde hay Vida Eterna y opulencia de expresión siempre en aumento, y donde no se conocen la decadencia ni la desintegración, no se requiere de la actividad del Fuego Sagrado conocida como la Llama de la Resurrección. Sin embargo, para la evolución que actualmente se desarrolla sobre el planeta Tierra, la misericordia de la Vida ha provisto tal poder restaurador para quienes sean lo suficientemente sensatos como para invitarlo, y sean lo suficientemente humildes como para utilizar Su poder revitalizador.
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