Hace incontables centurias, antes de la venida de Sanat Kumara la humanidad de la Tierra se había apartado del principio de la Ley de Calificación Armoniosa de la Energía Divina, y fue entonces que vino el primer KRISHNA (Cristo) investido con la autoridad y el derecho de traer al conocimiento de quienes escogieran aceptar Su regalo, la Llama de la Resurrección.
Ésta es la actividad del Fuego Sagrado, la cual puede ser atraída a través del corazón físico de cualquier corriente de vida, y la cual actúa como un poder restaurador del estado Divino normal y natural. El foco de esta Llama de la Resurrección fue ubicado en la tierra que ahora conocemos como el Desierto de Arabia, y allí—siglo tras siglo— Seres Divinos atendieron, custodiaron y nutrieron el foca físico de esta Llama. Partiendo de Su esencia, los Iluminados de todas las eras recibieron —dentro de la chispa inmortal de Divinidad dentro de sus corazones— el estímulo por el cual ellos, a su vez, podían generar y expandir esa Llama. Y mediante su uso, se mantenía vida en el cuerpo durante centurias de tiempo, e incontables cantidades de seres humanos de la Tierra manifestaron victoria sobre la enfermedad la desintegración y hasta sobre la mismísima muerte.
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